“Sabes que nada es fácil, si tomas buenas decisiones todo se arreglará. Toma más en serio tu trabajo, no dejes que los ahorros se acaben tan rápido. Escucha los consejos del doctor” – Horóscopo, Revista DATO Nº 13, 27 de marzo de 2012.
El horóscopo que acaban de leer, elaborado especialmente para los nacidos bajo el signo de Leo, es real. Pongo la referencia en caso que quieran confirmarlo. Está firmado por Ricardo (sin apellido) y aparece un número de teléfono para consultas personales. Asumo entonces que Ricardo puede predecir que cosas le pasarán, ya no al universo de personas nacidas bajo el signo de Leo, sino que a un Leo en particular. Asombroso.
El texto del horóscopo es tristemente ridículo ¿a alguien no le parece evidente que si tomas buenas decisiones todo irá mejor? ¿a alguien no le parece que es una perogrullada que los ahorros hay que cuidarlos? ¿a alguien le parece sensato no hacerle caso a su médico? ¿a alguien le parece que esto solo aplica a quienes nacieron bajo el signo de Leo? Yo soy Cáncer y me parece que también se ajusta a mí esta predicción. Eso es evidente y es parte del juego de las predicciones personales. Es un fenómeno psicológico conocido como Efecto Forer: cualquier predicción suficientemente vaga será tomada como una predicción muy precisa por la persona a la que la predicción está dirigida. Es decir, es muy probable que los Leo encuentren que este horóscopo se ajusta perfecto a su actual momento.
Desde el punto de vista de la ciencia, es posible realizar “predicciones”. Para hacer una predicción que tenga bases científicas no hay que ser adivino, pero si hay que entender muy bien el comportamiento del fenómeno que se quiere predecir y contar con los instrumentos y métodos adecuados. Por ejemplo, lo que sucede con las predicciones meteorológicas. Aún así, todos sabemos que las predicciones meteorológicas nos son 100% certeras y más de alguna vez hemos quedado en polera mientras llueve o hemos tenido que volver a casa con una infinidad de prendas de abrigo en la mano por que no hizo el frío pronosticado.
Lo más interesante de esto es que es posible hacer predicciones meteorológicas relativamente precisas sin ningún instrumento o método. Por ejemplo, me atrevo de predecir que es muy probable que en las próximas 72 horas llueva en Valdivia. Hago esta predicción sentado en la terraza de mi departamento en Providencia, a casi mil kilómetros de distancia ¿Cómo puedo saberlo? ¿Cuál es mi método? ¿tengo poderes mentales? Evidentemente no. Solo me basta con saber que Valdivia es una de las ciudades con mayor pluviometría de Chile para poder pronosticar, con cierto grado de certeza, que es muy probable que llueva de aquí a 72 horas más.
Predecir que pasará lo mismo en el desierto de Atacama, por otro lado, sería algo arriesgado. El desierto de Atacama es el lugar más seco de la tierra, por lo que predecir una lluvia en las próximas 72 horas sería algo inocente y probablemente me equivoque. En ambas predicciones, solo me he basado en lo que se sabe acerca de la pluviometría en Valdivia y el desierto de Atacama. No es muy difícil hacer una predicción una vez que se ha establecido un patrón de comportamiento.
La semana pasada las redes sociales y algunos medios de comunicación hicieron eco de una predicción asombrosa: “Habrá un terremoto de 9,4 grados entre los días 21 y 24 de marzo a las 5 horas. No voy a hablar de posibilidades, te voy a hablar de certezas: el 100 por ciento” Esta aterradora predicción fue realizada por una persona llamada Pedro Gaete en una entrevista telefónica realizada por el publicista Juan Andrés Salfate, en un programa de televisión abierta.

El señor Gaete, que ha declarado ser “Ingeniero en Electricidad” (sic) de la Universidad de Chile, no quiso entrar en muchos detalles acerca de la metodología empleada. Habló con un lenguaje lleno de tecnicismos pero sin sentido («ondas escalares vectoriales electromagnéticas»). Además, llamó la atención lo ajustado de su predicción: fecha, hora e intensidad. Resulta también bastante curioso, al menos desde el punto de vista científico, que haya descartado cualquier posibilidad de error en su pronóstico . Omitió la ubicación del epicentro (supongo que su método no lo permitía) y mucha gente entró en pánico. Más aún cuando el domingo 25 de marzo se sintió un fuerte temblor en la zona central de Chile. El señor Gaete apareció entonces en televisión diciendo que este hecho desacreditaba a la comunidad científica, que había manifestado su total rechazo a la predicción. Lo que el señor Gaete no mencionó en ese momento es que él mismo había cancelado la alerta de terremoto por cambios de última hora: según él nos salvamos por un minuto y fracción, como en la mejor película de Bruce Willis.
Ahora bien ¿cuál es el valor de esta predicción? ¿que tan probable es que se sienta un temblor fuerte en alguna zona de Chile? Bueno, como decía @RTFM_ en Twitter: tan probable como predecir que lloverá en Valdivia. Esto, ya que Chile es uno de los países del mundo que presenta la sismicidad más alta conocida. O sea, Chile es a los terremotos como Valdivia lo es a la lluvia. La gracia de la predicción tiene que ver con el método.
El año 2009 apareció publicado un artículo científico de un grupo de investigadores que incluía a varios chilenos. El artículo era bastante preocupante y establecía, a partir de mediciones realizadas a lo largo de varios años, que era muy probable que ocurriera un temblor de gran magnitud en la zona centro-sur del país en un futuro próximo. La introducción de ese artículo finaliza con la siguiente frase:
“Por lo tanto, en el peor escenario posible, el área (entre Constitución y Concepción) posee el potencial para que, en un futuro cercano, ocurra un terremoto de magnitud tan grande como 8-8,5”
Ruegg y cols., Physics of the Earth and Planetary Interiors, 2009
El método empleado por estos investigadores está claramente detallado en artículo. Aparecen las mediciones por GPS y los datos que apoyan su conclusión. El trabajo está publicado en una revista científica con comité editorial y pasó por un proceso de revisión y validación por pares (peer review). Como todos sabemos, el 27 de febrero del 2010 un terremoto de 8,8 grados azotó a la zona centro-sur de Chile. Tanto la magnitud como la zona afectada corresponden a las descritas en el artículo.

El señor Gaete, quien no figura en los registros de la Universidad de Chile, ha establecido que sus mediciones las efectúa en el Observatorio Sísmico Solar, una instalación misteriosa que nadie conoce. El señor Gaete ya había predicho que un mega-terremoto «partiría a Chile en tres partes» (sic) y en esa ocasión nos salvamos gracias a que él disparo unos rayos a un agujero negro. Tal cual. También en esa ocasión comenzó a buscar fondos para financiar la construcción de tres domos geodésicos para albergar a los sobrevivientes.
Tanto el tenor de la predicción como la ausencia de un método contrastable para apoyarla hacen que la historia del señor Gaete no pase de ser una idea paranoica. Según él, el geo-terrorismo es una realidad y es posible generar terremotos a voluntad, utilizando un arma que usa una energía llamada «de punto cero». Conceptualmente hablando la energía de punto cero existe, pero es como decir que se puede generar terremotos usando neutrinos. Y los geofísicos echan espuma por la boca. La moraleja es siempre preguntarle a su experto regalón. Los puede encontrar en las Universidades y Centros de Investigación. Afortunadamente algunos canales de televisión decidieron apostar por la cordura y entrevistaron a científicos expertos, como el Dr. Marcelo Lagos, quien en una de sus intervenciones emplazó a Pedro Gaete a que mostrara cuáles son los métodos que emplea en sus mediciones. Aún esperamos una respuesta. Mi pronóstico es que no habrá respuesta.
Para cerrar esta historia y, como dato anecdótico, conozco a alguien que hace un tiempo atrás escribía el horóscopo para una conocida revista de circulación nacional. Esta persona no tenía ¿estudios? de astrología, pero si una muy buena pluma. Una vez me confesó que siempre le escribía cosas geniales al signo de su polola. Eso es amor.