El teléfono

          Espero no equivocarme si digo que todos, el menos una vez, jugamos al teléfono. El juego es muy sencillo: alguien le dice un mensaje en voz baja a su compañero y este debe escuchar el mensaje y transmitirlo a un segundo compañero de la manera más fidedigna posible hasta llegar al último participante. Al final, este último debe decir el mensaje que escuchó: el resultado siempre es hilarante. Evidentemente existe una relación directa entre el número de participantes y lo divergente del último mensaje.

            Les cuento esto por que, como ya saben, he aprovechado mi tiempo de licencia médica para estudiar el tema de los transgénicos, la legislación chilena y las últimas publicaciones al respecto. Haciéndolo, he encontrado una enorme similitud entre el juego del teléfono y la postura de quienes atacan a los cultivos transgénicos.

            Tomemos como ejemplo el último trabajo científico que han usado estos grupos como caballito de batalla: “Genetically modified crops safety assessments: present limits and possible improvements” una revisión de Séralini y colaboradores (Environmental Sciences Europe 2011, 23:10).

El trabajo revisa en 10 páginas todos los artículos publicados en donde se han detectado daños en diferentes sistemas modelo: células en cultivos, embriones y ratones. En total se mencionan 19 trabajos (no cientos, como argumentan los grupos anti-transgénicos) y de ellos, sólo en 7 se habrían encontrado diferencias significativas según este estudio (5 de estos trabajos involucran a un mismo grupo de autores)

            Aquí empiezan los problemas. Viene el líder del movimiento anti-transgénicos, lee el resumen y postea “nueva y sólida evidencia científica confirma que los transgénicos son tóxicos”. De ahí en más el mensaje se distorsiona cada vez que es re-posteado, hasta terminar en un “todos moriremos”.

            Como nosotros somos más curiosos, leemos el resumen. Pero también la revisión. Y también los trabajos que cita la revisión. Y ahí queda claro que los autores de la revisión tampoco leyeron bien los trabajos que ellos mismos citan. Y vamos jugando al teléfono. Algunos ejemplos de los trabajos citados en la revisón:

14. Zhu Y, Li D, Wang F, Yin J, Jin H: Nutritional assessment and fate of DNA of soybean meal from roundup ready or conventional soybeans using rats. Arch Anim Nutr 2004, 58:295-310. La frase final del resumen de este trabajo es “No adverse effects of glyphosate-tolerant soybean meal on rats were seen even at levels as high as 90% of the diet.” No es necesario hacer más comentarios.

15. Vecchio L, Cisterna B, Malatesta M, Martin TE, Biggiogera M: Ultrastructural analysis of testes from mice fed on genetically modified soybean. Eur J Histochem 2004, 48:448-454. Los autores analizan el tejido testicular de ratones alimentados con Soya transgénica, ya que este tejido ha sido usado previamente como biomarcador de contaminación por toxinas. Se detectan diferencias temporales en ciertos marcadores moleculares usando una técnica de inmunoelectromicroscopía, técnica poco apropiada para un estudio de esta naturaleza. Además, detectan alteraciones (aumento de tamaño) en el retículo endoplásmico liso en las células de Sertoli y una disminución en la densidad (número/área) de los poros nucleares. Su hipótesis es que trazas del herbicida podrían causar los efectos observados, en ningún momento mencionan como posible causa a la soya transgénica.

16. Kilic A, Akay MT: A three generation study with genetically modified Bt corn in rats: biochemical and histopathological investigation. Food Chem Toxicol 2008, 46:1164-1170. La frase final del resumen de este trabajo es “No statistically significant differences were found in relative organ weights of rats within groups but there were some minimal histopathological changes in liver and kidney. Changes in creatinine, total protein and globulin levels were also determined in biochemical analysis” No es necesario hacer más comentarios.

17. Malatesta M, Caporaloni C, Gavaudan S, Rocchi MB, Serafini S, Tiberi C, Gazzanelli G: Ultrastructural morphometrical and immunocytochemical analyses of hepatocyte nuclei from mice fed on genetically modified soybean. Cell Struct Funct 2002, 27:173-180. Se detectaron diferencias mínimas (p>0,05) en algunas características histológicas de los núcleos en hepatocitos de ratones alimentados con Soya GM, usando microscopía electrónica y muestras fijadas en formaldehído (no es la mejor estrategia experimental para estos análisis). Entre las anomalías detectadas hay un aumento en la densidad (número/área) de los poros nucleares (exactamente lo contario que el trabajo de la referencia 15, del que Malatesta también es co-autor). En el caso de las enzimas hepáticas, se detectaron diferencias entre ambos grupos de ratones, pero no correlación entre estas diferencias. Por ejemplo, a los 5 meses el nivel de una enzima era mayor en el grupo control, pero a los 8 meses era mayor en el grupo alimentado con Soya GM.

Para terminar, la guinda de la torta. Hay una empresa farmacéutica francesa llamada Sevene PHARMAque vende un antídoto natural contra los efectos de los transgénicos. El asesor científico de esta empresa es Séralini, el autor de la revisión. Divertido ¿cierto?

Superman al rescate

Investigando y leyendo acerca del proyecto de ley sobre transgénicos que se debatirá en el Congreso, me tope con un libro que me dejó perplejo. Se titula Genetic Roulette (Ruleta Genética) y está escrito por Jeffrey Smith. Es uno de los libros anti-transgénicos más vendidos en el mundo y se supone que entrega, de manera abordable, un resumen de la evidencia científica existente acerca de los daños que producen los transgénicos en animales y, por lo tanto, los potenciales daños a la salud humana. Analizaremos brevemente este libro.
Primero, la portada. Aparece la imagen de una ruleta donde, en vez de números, están los males que pueden acarrear los transgénicos: esterilidad, mortalidad infantil, alergias, defectos en órganos y enfermedades en los niños. En la contraportada: enfermedades crónicas, disfunción del sistema inmune, inflamación y muerte. No dan muchas ganas de jugar a la ruleta.
Segundo, el autor. Jeffrey Smith no es un aparecido en el mundo de la divulgación científica. No. Es el segundo libro de este profesor…de swing. Además del baile, Jeffrey tiene otro talento: puede volar. Si, Jeffrey Smith medita, entra en trance y luego comienza a levitar. Además es el Director Ejecutivo del Institute for Responsible Technology, fundado por él mismo (si a alguien le interesa, recibe donaciones en dinero).
Tercero, el contenido. El bueno de Jeffrey nos ahorró la dura tarea de leer muchos reportes científicos y los resumió para nosotros, encontrando evidencia de 65 riesgos para la salud. Evidencia irrefutable según el sitio web de Jeffrey.
Cuarto, el problema. El libro de Jeffrey, que pretende ser un compendio de literatura científica, está plagado de errores. En este punto es importante aclarar que cuando un investigador quiere publicar sus hallazgos, envía un escrito informando sus resultados a alguna revista científica. Un editor lo lee y, dependiendo del tema del trabajo, lo envía a 2 o 3 científicos que trabajan en esa misma área para que den una visión crítica del manuscrito. Si todos los revisores consideran que el trabajo es bueno, que los experimentos están bien hechos y que lo que el trabajo pretende demostrar está respaldado por la evidencia experimental entregada, entonces el artículo es publicado por la revista. Este proceso recibe el nombre de revisión por los pares (peer review) y es la forma que tienen todas las revistas de escoger los artículos que publicarán. Todas las revistas serias al menos. Es importante aclarar esto por que el libro del Sr. Smith no pasó por un comité de revisores. Sencillamente nadie sabe la calidad de su trabajo (que era leer, resumir e interpretar). Bueno, nadie sabía.
Dos investigadores (que no saben bailar swing ni tampoco pueden volar, pero que si tienen un doctorado en ciencias) se abocaron a la tarea de revisar el libro de Jeffrey. Y no le fue muy bien.
No voy a entrar en detalles, sólo quiero dar un par de ejemplos.
En una parte de su libro, el Sr. Smith comenta un artículo científico donde se describe el caso de ratones alimentados con papas transgénicas (Bt) y como esos ratones sufrieron alteraciones en el intestino. Eventualmente tales alteraciones podrían aparecer también en humanos.
El problema es que el estudio no usó papas transgénicas, si no que papas silvestres suplementadas con un extracto proteico crudo preparado de una cepa no caracterizada de Bacilus thuringesis. Como el Sr. Smith no es experto en la materia, desconoce que los extractos bacterianos crudos están llenos de toxinas y es imposible atribuir el efecto observado a la proteína Bt presente en el extracto. Además desconoce que la proteína Bt si es segura y ha sido usada por décadas como insecticida natural, incluso entre los agricultores “orgánicos”.
En otra parte de su libro, el Sr. Smith resume un artículo donde se encontró que las bacterias del tracto intestinal humano contenían el gen de resistencia a glifosato, y que esas bacterias de hecho podían ser crecidas en un medio de selección suplementado con glifosato. El Sr. Smith se muestra muy preocupado por la capacidad de las bacterias de incorporar estos transgenes.
El Sr. Smith desconoce que las bacterias no sólo incorporan transgenes. Son máquinas de incorporar DNA. Es su manera de evolucionar. No es que los transgenes tengan algo en particular que los hace terminar en las bacterias. Pero más aún, en el estudio mencionado se encontró un pedazo del gen de resistencia a glifosato, el que evidentemente no es funcional (es un trozo del gen, sin promotor ¿sabrá el Sr. Smith lo que es un promotor?). Y por cierto, nunca se seleccionaron bacterias en un medio suplementado con glifosato ¿Por qué el Sr. Smith, que habla inglés, entendió tan mal el artículo? En muchos pasajes de su libro describe hechos que jamás se mencionan en los artículos que cita.
Todas y cada una de las afirmaciones que hace el Sr. Smith en su libro fueron desmentidas cuando se analizó correctamente la información citada por él mismo. Todas.
Lo más patético: un proyecto de ley iniciado por una moción de un parlamentario chileno que repite parte importante del contenido del libro de Jeffrey Smith, incluyendo el ejemplo de las papas Bt. Más patético aun. Una parte del proyecto de ley dice (textual): “El glifosato provocó un retraso en el desarrollo del esqueleto fetal en ratas de laboratorio [83].” No existe bibliografía en el proyecto y la única referencia mencionada es la 83. Asumo que el número 83 corresponde entonces a una referencia del escrito original, copiado y pegado en el proyecto de ley desde alguna página web. Ya saben de quien hablo ¿verdad? Si fuera alumno mío le pongo un 1, por plagio.
Infórmese con quienes saben. Si quiere saber de plantas transgénicas y OGM, hablen con un biólogo molecular de plantas. Si quiere bailar swing (o aprender a volar), busque a Jeffrey.

Dime lo que tomas (y te diré lo que padeces)

        Tengo insomnio. Tanto insomnio que hace días no logro dormir. Así que tomo la bolsa de café molido y pongo una generosa porción en la cafetera. Agrego agua y espero a que el aroma del café indique que ya tengo una taza de mi brebaje favorito, listo para neutralizar este ataque de insomnio.

        En este punto deben estar pensando que me volví loco ¿Café para el insomnio? Es como apagar un incendio con bencina. Pero bueno, no se alarmen. No es que vaya a tomar café. Diluiré mi café con agua hasta tal punto que, al final, lo que me tomaré no tendrá ninguna molécula de cafeína ¿Están enfermos del estómago? Coman ciruelas crudas, de preferencia verdes ¿Tienen dolor, hinchazón y enrojecimiento? Tomen veneno de araña.  Claro que antes de hacerlo deben diluir estas sustancias hasta el punto en que no hay absolutamente nada más que agua en el preparado.

      Lo que acaban de leer es una descripción más o menos precisa de los fundamentos de la homeopatía (del griego homoios, similar y pathos, sufrimiento), disciplina creada por el químico y médico alemán Samuel Hahnemann (1755-1843), en una época en la que la medicina era más un arte que una ciencia. La homeopatía propone que las dolencias que padece una persona pueden ser contrarrestadas por sustancias que producen esas mismas dolencias en personas sanas, como lo establece claramente su principal axioma: similia similibus curantur (lo similar se cura con lo similar).

      La homeopatía presenta varios desafíos. El más evidente: un grupo de voluntarios sanos debe probar sustancias tóxicas, venenos, preparados, sales y medicinas para verificar que es lo que pasa al ingerir grandes dosis de estos compuestos. Bueno, dosis no tan grandes, ya que deben ser capaces de describir todos los síntomas asociados a la ingesta de esa sustancia. Síntomas físicos, emocionales y mentales. Así que no pueden darse el lujo de morir en el intento. Este compendio de síntomas asociados a sustancias recibe el sugerente nombre de Materia Médica Pura.

      Luego de identificados los síntomas que produce una sustancia hay que hacer el preparado. En este punto la estrategia es apabullantemente sencilla: diluir en agua pura la sustancia hasta el punto en que no hay absolutamente nada más que agua. Luego, diluir un poco más. Bueno, para ser justos, no es llegar y diluir. Se debe seguir un protocolo claramente establecido: agitar vigorosamente la dilución al menos unas diez veces para transmitir el “espíritu” de la sustancia al agua. Esta agitación vigorosa se conoce con el nombre de “sucusión” y junto con la dilución producen el proceso de “dinamización” del agua. Esto es clave para la acción del preparado.

       En Chile los preparados homeopáticos gozan de gran popularidad. Tomemos por ejemplo el Nux Vómica 200C, indicado para estrés, irritabilidad, impaciencia, intolerancia a ruidos y olores, insomnio, cefalea, espasmos, dispepsia, dolor abdominal y lumbar, acidez y vómito violento (en este punto no puedo dejar de pensar en los voluntarios que contribuyeron a la inclusión de Nux Vómica en la Materia Médica Pura).  La clave es el numero después del nombre. 200C quiere decir que el principio activo puro (conocido como Tinta Madre) es diluido 1:100 (dilución centesimal, de ahí la C), agitado (dinamizado) y luego diluido 199 veces más, hasta llegar a la dilución 200. Si aplicamos matemática y asumimos que Avogadro está en lo correcto, hay una molécula de principio activo por cada 1x10E400 (un 1 seguido de 400 ceros) moléculas de agua. Para que se hagan una idea, se estima que en el Universo hay 1x10E80 átomos. Es decir, una dilución 200C sobrepasa largamente el límite de dilución del Universo entero. Lo más insólito es que los preparados homeopáticos más potentes son aquellos más diluidos.

      En la actualidad la homeopatía es parte de los planes de salud de algunos países, pero ha sido vetada en otros. La Cámara de los Comunes en Inglaterra declaró que los preparados homeopáticos no son medicina y por lo tanto ya no están cubiertos por el sistema de salud (en Inglaterra se gastan al año unos 4 millones de libras en ellos; unos 3.200 millones de pesos chilenos).

      Varios estudios clínicos se han realizado para estudiar el efecto de los preparados homeopáticos. La conclusión es que en los casos que se ha reportado una mejoría de los síntomas se trata del efecto placebo. El punto es que un frasco de Nux Vómica cuesta dinero y no trae nada más que talco, almidón o lactosa. No hay nada en esas tabletas que pueda remotamente curar alguna dolencia.

      Tengo sueño. Tanto sueño que no puedo mantenerme despierto. Así que tomo la bolsa de café molido y pongo una generosa porción en la cafetera. Agrego agua y espero a que el aroma del café indique que ya tengo una taza de mi brebaje favorito, listo para neutralizar este ataque de sueño. Mejor así ¿no?