El dragón de Sagan

Imaginen que les hago la siguiente declaración, de manera seria y convincente: “En el patio de mi casa hay un dragón que escupe fuego”. Lo más probable es que ustedes quisieran ir corriendo al patio de mi casa a verificar esta historia. Existen cientos de relatos históricos que describen la existencia de dragones que escupen fuego, pero hasta ahora no hay evidencia de que hayan existido. La oportunidad de por fin ver evidencia que demuestre que son reales es única.

“Vamos a ver ese dragón”, me dirían ustedes. Yo los llevaría al patio de mi casa y ustedes verían un juego de terraza, algunas plantas y una bicicleta vieja –pero ni señales de un dragón. “¿Dónde está el dragón”?, preguntarían ustedes. “Está ahí” –les contestaría yo, apuntando a un espacio vacío– “olvidé mencionarte que se trata de un dragón invisible”. Ustedes propondrían poner harina en el suelo para poder ver las pisadas del dragón “No, no funcionaría”, les respondo yo “este dragón flota en el aire”. Ustedes propondrían entonces usar un sensor infrarrojo para detectar el fuego invisible del dragón. “Buena idea, pero el fuego invisible carece de calor”, les diría yo. Por fin dan con una idea infalible: pintar el dragón con pintura en spray para revelar su ubicación. “Buena idea, pero es un dragón incorpóreo, por lo que no se le pegaría la pintura”. Y así sucesivamente, idea tras idea, cualquier experimento que ustedes quisieran hacer para demostrar la existencia del dragón sería descartado con una explicación especial de mi parte.

En este escenario ¿cuál es la diferencia entre un dragón flotante, invisible, incorpóreo, que escupe fuego sin calor y un dragón inexistente? Si no hay manera de refutar mi aseveración acerca de la existencia del dragón (u otra igualmente inverosímil), si no hay ningún experimento concebible válido contra ella, ¿eso quiere decir que mi dragón existe?. La incapacidad de ustedes para invalidar mi hipótesis no equivale de ninguna manera a demostrar que es cierta. Las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones irrefutables son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspiramos o emocionarnos.

Lo que yo les he pedido que hagan es acabar aceptando, en ausencia de pruebas, lo que yo digo.

El texto que acaban de leer es una traducción de una historia llamada “The dragon in my garage” (El dragón en mi garaje), que forma parte del libro “El mundo y sus demonios”, escrito por el astrónomo y divulgador Carl Sagan (1934-1996). Este relato muestra como funcionan los argumentos ad ignorantiam, es decir, cuando el hecho de que sea imposible demostrar que algo es falso es usado como argumento para probar su veracidad.

Carl Sagan usaba esta historia y otras para enseñarle a la gente como funcionaba el pensamiento crítico –aquel que nos permite evaluar y analizar un razonamiento– como la historia del dragón que les acabo de contar.

El pensamiento crítico es una actitud intelectual que lamentablemente no se enseña en los colegios. Y debería. No se trata de encontrar todo malo o ser incrédulos, sino que de analizar las afirmaciones y razonamientos de otros (y los propios también).

Uno de los elementos básicos del pensamiento crítico es el principio de parsimonia (también conocido como la navaja de Occam) y que establece que cuando dos teorías que tratan de explicar un fenómeno tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidades de ser la correcta. Por ejemplo, supongan que entran a su casa y ven una gran mancha de agua en medio del living. Frente a este escenario, les ofrezco dos posibles explicaciones: a) A alguien se le dio vuelta un vaso con agua o b) llovió en el living. Evidentemente la explicación más sencilla es que a alguien se le dio vuelta un vaso con agua. La segunda explicación supone que se formaron nubes dentro de la casa para generar la lluvia, un fenómeno climático inexistente. Por esta razón es muy poco probable que alguien se tragara la idea de la lluvia intradomiciliaria. Pero hay historias aún más inverosímiles que terminan por convencer a la gente.

En los años 70s comenzaron a aparecer profusamente en Inglaterra círculos en los campos de trigo. El fenómeno se hizo muy famoso y rápidamente los teóricos del fenómeno OVNI declararon que estos círculos eran obra de los visitantes extraterrestres. Ciertamente esta explicación es bastante compleja desde el punto de vista de las presunciones:

 1) Existe vida inteligente en otro planeta

2) Existe vida inteligente en otro planeta y han desarrollado la tecnología necesaria para viajar a la tierra

3) Existe vida inteligente en otro planeta, han desarrollado la tecnología necesaria para viajar a la tierra y son muy bromistas (¿qué es eso de viajar tantos años luz solo para venir a hacer circulitos en los campos?)

4) Existe vida inteligente en otro planeta, han desarrollado la tecnología necesaria para viajar a la tierra, son muy bromistas y además, tímidos (hacen círculos de en los campos pero no se comunican con nosotros)

A pesar de lo inverosímil de la explicación, mucha gente se convenció de que los círculos eran obra de visitantes de otro planeta. Finalmente, un par de jubilados bromistas confesó que eran ellos quienes empezaron a hacer estos círculos un día que venían de vuelta de un bar, con algunas cervezas en el cuerpo, con la idea de ver que pasa con las especulaciones al respecto. Pronto más “equipos” de dibujantes comenzaron a aparecer, no solo en Inglaterra.

De manera análoga, es necesario no confundir las relaciones de causalidad (causa-efecto) con eventos simultáneos. Es decir, el hecho de que dos cosas ocurran al mismo tiempo no puede ser usado como argumento para decir que una provoca a la otra. Por ejemplo, he escuchado varias veces que los detractores de los cultivos transgénicos mencionan que desde la introducción de estos en la dieta han aumentado los casos de alergia en el mundo, por lo que los transgénicos causan alergias (esto sin mostrar ningún dato de la OMS que avale su declaración). Mi respuesta es siempre la misma: desde la introducción de los cultivos transgénicos ha aumentado la esperanza de vida en el mundo, por lo tanto los transgénicos alargan la vida. Frente a esta respuesta (que emplea el mismo sesgo de causalidad presentado en la relación transgénicos-alergia) se dan cuenta que no se puede establecer una relación de causalidad solo por que dos eventos sean simultáneos.

En un caso que a esta altura ya es emblemático, Bobby Henderson envió una carta al consejo escolar de Kansas en la que detallaba la relación inversa entre el número de piratas y la temperatura del planeta. Bobby Henderson hizo esto en respuesta a la decisión del Estado de Kansas de autorizar la enseñanza del diseño inteligente como una alternativa a la teoría de la evolución. En su carta solicitaba que se enseñara, junto con el diseño inteligente, la teoría de que el Universo había sido creado por el Monstruo Espagueti Volador (Flying Spaghetti Monster) y para esto, los profesores debían usar ropas de pirata. Esto, ya que la disminución en el número de piratas era responsable del calentamiento global, de acuerdo al siguiente gráfico:

Según Henderson, la disminución en el número de piratas había causado la molestia del Monstruo Espagueti Volador, quien en respuesta había causado esta y otras tragedias. Claramente Henderson se burlaba de la falacia de causalidad que argumentaban algunos para declarar que las catástrofes naturales, las guerras y otras desgracias son consecuencia de la disminución de los valores religiosos a nivel mundial (aquí el link a la carta)

Ciertamente necesitamos emplear el pensamiento crítico en nuestras vidas. No se trata, como les decía más arriba, de ser incrédulos o negativos. Se trata de analizar la estructura y validez de las declaraciones y razonamientos de otros (y los propios), lo que podría ser muy útil. El pensamiento crítico nos ayudaría, por ejemplo, a erradicar a cuanto charlatán vende humo se apodera de nuestros televisores ¿Puede el señor Andrés Salfate demostrar alguna de sus famosas teorías de conspiración? ¿puede el señor Pedro Gaete o la agrupación Quake Red Alert demostrar como predicen terremotos? No. Obvio que no. Es todo parte de un gran complot. No hay evidencia alguna. Está escondida. No se puede mostrar. Es secreta. O invisible, como mi dragón.